TBT: SUPER TENERE FIRST EDITION

TBT: SUPER TENERE FIRST EDITION

Era el final del 2009 y Yamaha había llegado al punto alto de su campaña de expectativa. Era de hora de mostrar la nueva Super Tenere y brindar una oferta responsable en el mercado del turismo de aventura. El nombre Tenere ya tenía toda una historia en Yamaha, por allá con sus modelos 600 y 750, por lo cual la expectativa era alta. Yamaha lanza la Super Tenere XT1200Z con el color «Azul Yamaha» y los cuadros negros icónicos ya en el mundo de las carreras.

Yamaha se había lucido en una oferta casi de $15’000.000 por debajo de la competencia

Llega el 2010 y tuve la suerte de ser uno de los primeros propietarios de la Super Tenere en el mundo, una decisión de la que nunca me arrepentí. La Super Tenere era una máquina asombrosa, un motor de 1198 c.c. en línea con la tecnología crossplane – cuya funcionalidad en MotoGP ya comprobó – 115 caballos de fuerza declarados, cardán,  rines de radio, ¡sellomatic! , además toda la tecnología a la que ya estamos acostumbrados como 2 modos de potencia, sport y turismo, control de tracción de 3 etapas, ABS y el bastante útil frenado combinado. Yamaha se había lucido en una oferta casi de $15’000.000 por debajo de la competencia.  Si tan solo el ABS fuera desconectable.

 En todas las circunstancias la Super Tenere resultó ser una moto extremadamente versátil, cómoda y capaz.

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La Super Tenere fue la moto en la que realicé mis viajes más épicos hasta el momento; desde del primer viaje a Mompox y sus 80 kilómetros de destapado para salir a la troncal del Magdalena medio, hasta acampar en el desierto de la Tatacoa – y extrañar el ferry de Mompox al montar la moto en la canoa – además de ir al parque Tayrona y el maratónico retorno directo a Medellín, o manejar por el cañón del Chicamocha para ir a los pueblos más lindos de Colombia; Barichara y Villa de Leyva. En todas las circunstancias la Super Tenere resultó ser una moto extremadamente versátil, cómoda y más que capaz de lidiar con lo que encontraba en el camino.

…Si hay un destino en Colombia el cual conocer en moto, éste es…

curvaUno de los viajes que recuerdo con más cariño es la mini vuelta a Colombia que realizamos en Semana Santa del 2011, un viaje que comenzó sin rumbo y nos acabó llevando por gran parte del centro del país. Partimos el Jueves Santo hacia Bogotá por la autopista sólo para encontrarnos con una advertencia de carretera cerrada en Puerto Triunfo. Un problema en cualquier otro paseo – como pagar cancelaciones de hoteles – , pero en esta ocasión simplemente podíamos escoger cualquier destino sin ningún problema por eso dimos un giro y optamos por tomar la carretera hacia Bucaramanga. La carretera misma nos fue guiando en un paseo donde el límite estaría impuesto por el cansancio que nuestro cuerpo pudiera aguantar. San Gil fue el destino elegido del día. El cañón del Chicamocha nunca defrauda y fue la mejor manera de cerrar el tramo. Si hay un destino en Colombia el cual conocer en moto, éste es, las curvas del cañón. Son un destino obligatorio en la vida de un motociclista en Colombia, eso si, cuidado con las multas. De San Gil a Barichara y de Barichara a Villa de Leyva, la lluvia cayendo en el cañón del muerto en uno de los días más fríos de la historia, rodando hasta la plaza central del pueblo dándonos la bienvenida. La Super Tenere me había llevado cómodamente por todos los climas y me había permitido disfrutar de múltiples tipos de conducción; desde conducción de turismo relajada en las vías de Puerto Berrío, hasta conducción deportiva en el cañón del Chicamocha. Era hora de volver a Medellín a través de Bogotá – esperando con ansías que la carretera ya estuviera abierta – esto no fue el caso e incluso había empeorado. Ambas vías de Bogotá a Medellín estaban cerradas, Guadas había desaparecido y Cambao, cerrada por derrumbe. Como todas las grandes historias, la espontaneidad jugó su parte en la nuestra, y acabamos en Ibagué después de tomar una carretera destapada hacia Anapoima. Hacer reservas desesperadamente a través de nuestros intercomunicadores resultó más fácil de lo esperado, y la ruta Ibagué – Medellín nos permitiría nuevamente montar por 2 de las grandes carreteras de Colombia. El Alto de la Línea, que une a Ibagué y Armenia, y la Carretera del Café, que une a Armenia con Pereira.

En ese momento cementó nuestra relación y hoy la recuerdo con una extraña emoción y respeto

Al final resultaron ser casi 1600 kilometros de viaje en 4 días, hoteles sin reservas, restaurantes escogidos por su fachada y cero plan de ruta. Empacar para todos los climas, calor infernal con frío invernal, vías destapadas, autopistas y conducción nocturna. La Super Tenere me había acompañado en este viaje sin ningún problema. Ya hace mucho se había ganado mis afectos, pero en ese momento cementó nuestra relación y hoy la recuerdo con una extraña emoción y respeto, porque las cosas pueden ser excelentes sin ser exhorbitantemente costosas. La Super Tenere hoy se encuentra ligeramente renovada; 2 versiones, con suspensión electrónica o normal, un motor revisado, con una nueva ergonomía, tablero y visor. Y ¿saben qué? aún la considero la mejor moto relación costo beneficio de esa categoría.

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