Era el último trimestre del 2013 y me encontraba sin moto. Una moto de aventura siempre había estado en mi garaje, y ahora no estaba seguro si quería nuevamente repetir la experiencia. Con mi 1,91 mt. de altura las motos de aventura o turismo siempre han sido las más cómodas para mí y también las que más se ajustan a mis gustos y estilo de conducción. ¿Seguir la tradición o probar algo nuevo?
Previamente había tenido una Super Tenere y esto me puso a pensar sobre las ofertas del mercado. La Yamaha no tenía cambios significativos en ese momento – lastimosamente llegaron casi 6 meses después – y la oferta volvía a encontrarse en ese curioso rango entre $30’000.000 y $40’000.000 que le ha dado dolores de cabeza a más de uno. Primero que todo la Yamaha quedaba descartada simplemente porque no quería repetir y deseaba probar cosas nuevas, pero quería una moto viajera. Con eso dicho entonces las contendientes eran la F650GS / F800GS de BMW o la Tiger 800 / Tiger 800 XC de Triumph. También quedaban entonces la Ducati Hypermotard / Hyperstrada y la Kawasaki Versys 1000. Suzuki no parecía ir por buen camino financiero en el mundo y la Vstrom 1000 renovada en ese momento no era más que un rumor.
¿Seguir la tradición o probar algo nuevo?
Empezó el proceso de descarte. El primer criterio sería el costo por tecnología, viniendo de una moto bastante completa, no estaba dispuesto a hacer sacrificios , la Yamaha contaba con ABS, Control de Tracción, Freno Combinado, Cardán, Modos de Potencia, alrededor de 110 hp y llantas Sellomatic por menos de $40′. Así de fácil fueron descartadas BMW y Triumph. Inferiores tecnológicamente por su simplicidad técnica y además del pago del «premium» asociados a los logos alemanes y británicos que personalmente no comparto. Esto las ponía por encima del presupuesto. La Ducati y la Kawasaki cumplían ambas con los requisitos, sacrificando únicamente el cardán y freno combinado. Ahora sí, a revisar entonces a las nominadas.
La Ducati Hypermotard es una moto radical, 120 hp en un paquete de 175 kilos y el «prestigio» de la marca italiana. Es claro que la Hypermotard no es una moto de turismo, sin embargo la Hyperstrada, una versión acondicionada cuenta con todos los accesorios necesarios para viajar, maletas laterales, visor de turismo, gato central y una silla más cómoda. La parte negativa, son otros $5’000.000 más convertir una a la otra. Igual hice la prueba y monté la Hypermotard.
Una mezcla entre miedo y emoción fue lo que sentí al manejar la Ducati.
Una mezcla entre miedo y emoción fue lo que sentí al manejar la Ducati. Una moto veloz y bastante ágil, con frenos poderosos y una posición de manejo erguida, cómoda para la espalda; lo más parecido a una DT en esteroides. Lastimosamente increíblemente incómoda para mi nalga por su estrecha y delgada silla, y no podría ni imaginarme los horrores en un viaje para el parrillero. Un viaje largo seria muy difícil y aunque la nueva silla podría ayudar no había garantías. Sumar otros $5’000.000 de pesos para alinearla más con el estilo viajero es una apuesta muy costosa que simplemente no haría.
A probar la Kawasaki. La Versys 1000 parecía tener todo, incluyendo la apariencia, de una moto de aventura. Un poderoso motor de 4 cilindros que producían 115 hp, ABS, modos de Potencia, Control de Tracción. Las ayudas tecnológicas que necesitaba y el precio, mejor aún. $36’500.000. Una prueba de ruta por las bellas carreteras del oriente antioqueño me enamora de su motor tetra cilíndrico, el primero de su estilo en mi listado de motos. Excelente posición de manejo, silla cómoda, comandos fáciles de usar en una moto que voltea muy bien y aunque los frenos me parecen algo esponjosos y la suspensión un poco blanda que creo se podrá resolver. Bienvenida Versys. Has ganado el concurso.
Una prueba de ruta por las bellas carreteras del oriente antioqueño me enamora de su motor tetra cilíndrico
Estuve con la Versys alrededor de un año y medio y fue mi compañera de viaje múltiples veces. Cartagena, Barranquilla, Nápoles, Cundinamarca y el Eje Cafetero entre muchos otros. La Versys me llevó por muchos caminos en los que pude aprender mucho de ella, pero especialmente de mí. De mis gustos particulares a la hora de andar en moto y del tipo de motos que disfruto. Del tipo de persona que soy.
El motor tetracilíndrico de la Versys es de lejos su mejor característica.
Mi primer viaje en la Versys fue a Manizales, vía Medellín – Bogotá para subir por el Alto de Letras. Un viaje con algo de todo con el que podría aprender más de la moto. Este viaje fue la muestra para todos los paseos de allí en adelante. La moto era excelente en muchas cosas, pero no tan buena en otras. Acelera rápido pero frena despacio y los golpecitos en la manigueta del freno en frenadas duras mostraban lo intrusivo del ABS. Cómoda en las vías perfectamente pavimentadas, pero inestable e incómoda en cualquier hueco, sumido, bache u otro tipo de imperfección en la vía. Claramente no es una moto para hacer offroad, aunque la moto hace cero pretensiones de ello, es necesario decir que de poca utilidad te será en caso de tener que salir de la vía, y dependeras de tu habilidad como piloto. “¿Qué pasa con esta moto?» «¿Qué estoy haciendo mal?» – Me preguntaba. El paseo finalmente fue un éxito y bastante divertido, sin embargo estas preguntas me plagarían hasta el día que me despedí de ella.
Casi 2 años después entendí que era más sobre mí.
Amé la Versys por ser una oferta apropiada para el mercado cuando estaba a $36’500.000, por su comodidad para la parrillera y para mí en viajes cortos o largos, por su control de tracción no intrusivo que me mantuvo seguro en mis viajes, o su excelente geometría para conducir deportivamente y de manera ágil y por su excelente motor, – ¡en serio el motor! – suave y rápido a la vez, que siempre estuvo dispuesto a dar más y sobre todo muy económico.
Odie a la Versys por intentar ser una moto de aventura y quedarse corta, por su freno esponjoso que da la apariencia de no frenar y su ABS intrusivo que me daba golpes en la mano cuando más lo necesitaba. Su suspensión y chasis blandos que hacen navegar a la moto en cualquier carretera menos que perfecta y finalmente a su carácter acaba-llantas, donde ambas llantas difícilmente superan los 6.000 km.
Las curvas son el mejor lugar para disfrutar de esta Sport Turismo, suave y ágil, te permite lo mejor de la conducción de manera deportiva mientras te brinda la comodidad de una moto de turismo
Casi 2 años después entendí que era más sobre mí. Mis expectativas de una moto viajera enfrentaron una moto «europea» – claro la moto es japonesa pero su concepción es de estilo europeo – a una realidad colombiana de vías en mal estado y donde un destapado es mandatorio en todos los viajes, así sea corto. La Versys nunca hubiera podido lograr cumplir con las expectativas de una categoría tan robusta como «Adventure». La reina de la categoría, la BMW R1200GS, ha marcado la pauta de excelencia por más de una década, y sus competidoras, rayan también con la excelencia, la Super Tenere, la KTM 1190 Adventure, la Honda Crosstourer o su nueva iniciativa, la True Adventure todas están enfocadas en comodidad del pasajero y conducción on road con matices de offroad. Llenar esos zapatos con un handicap de moto de calle, es imposible. La Versys se renueva para este año donde espero resuelvan los temas de frenos y suspensiones para una experiencia agradable en vías aporreadas como las colombianas. Ducati pudo con la Multistrada, con toda seguridad Kawasaki podrá también.
Pues finalmente ya tienen nombre propio, Sport-Adventure
¿Qué pasa ahora con esta nueva gama de motos que parecen pero no son? Pues finalmente ya tienen nombre propio, Sport-Adventure. Como un Mini Countryman y muchos otros SUV, ya las motos tienen su propia categoría para las aventuras asfaltadas. Motos de posición erguida con desempeño de Super Bikes y cero pretensiones de vida offroad. La Versys 1000 está ahí, junto a la Ducati Multistrada, las nuevas BMW S1000XR y la tan esperada Yamaha MT09 Tracer entre otras. Pero lastimosamente, no son las motos para mí.
¡Gracias Versys! nos divertimos
¿Y yo? Una moto de aventura llenará nuevamente mi garaje, una moto de ir a cualquier parte, vías o no. Y de necesitar una experiencia deportiva pues será cumplir el sueño perpetuo de cada motociclista. Tener siempre una moto más.