CAMINO A: TERMALES EN MANIZALES

CAMINO A: TERMALES EN MANIZALES

La Feria de las 2 Ruedas nos trajo muchas novedades por parte de nuestros patrocinadores, entre ellas la nueva cámara PRISM y el intercomunicador con cámara 10C de nuestro patrocinador SENA Bluetooth – de las que hablaremos en otro artículo – acompañado de un personaje que no esperábamos ver por estas tierras para hacer el lanzamiento. El gerente de mercadeo de la compañía vino directamente desde el cuartel general de Sena en California. Nuestro amigo de origen Koreano, al igual que los intercomunicadores, vino por primera vez a las tierras del sur y lo quisimos invitar a una de nuestras aventuras.

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Escogimos las rutas del suroeste antioqueño por sus paisajes únicos y entretenidas carreteras para probar la Duke 690.

Nuestro nuevo amigo Jay, es todo un experto en Off Road y normalmente conduce su Triumph Scrambler. Para este paseo venía sediento de kilometros y con muchas ganas de conocer lo que Colombia tenía para él. Contactamos a nuestro amigo Juan Manjarres de RDC y le comentamos de nuestro interés de ir a Manizales y mostrarle pasiajes especiales a nuestro invitado. Como era de esperarse nos trazó una ruta por vías secundarias – algunas que no conocía – por lo que de inmediato accedí.  Invitamos a otros amigos y formamos nuestro grupo que constaba de Juan y Jose los 2 guías de RDC, Ana Lema la mujer «más motociclista» que conozco, Jay y yo. La última sorpresa para el paseo,  la KTM Duke 690 que el concesionario R2R nos prestó para probar en el viaje.

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Los Termales del Otoño es el lugar perfecto para descansar después de una larga rodada por las carreteras secundarias hacia Manizales.

Nuestro rumbo del primer día, Los Termales el Otoño en Manizales. La ruta propuesta por RDC era Medellin – Amaga – Fredonia – La Pintada – La Felisa – Filadelfia – Neira – Manizales para unos 235 kms aproximadamente.

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El clima del primer día no prometía, pero por suerte no hubo lluvia. Nos fuimos relajados hasta la Curva del Gordo en las partidas de Camilo C.   “La gente acá maneja como locos” fue lo primero que dijo Jay. Ya había tenido varios encuentros cercanos con algunos carros, como el típico bus adelantando en curva y 2 o 3 motociclistas haciendo maniobras peligrosas. Es algo en lo que debemos mejorar. Comimos chorizo picante y le dimos un par de tips sobre manejar en Colombia y listos para seguir adelante. Hasta el momento me estaba acoplando a mi nueva montura, la posición de la Duke 690 es sumamente cómoda y el motor sumamente divertido, “Picante” es la mejor descripción para el motor y creo que era difícil borrar una sonrisa de mi cara cuando aceleraba.

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La «Picante» Duke 690 te invita a acelerar y acelerar.

El viaje hasta La Pintada fue muy tranquilo, ya que parábamos a menudo a tomar fotos y a contarle a nuestro amigo historias de los sitios y pueblos que visitábamos. Apretamos el puño hasta La Felisa donde tuvimos que parar a revisar una llanta de la moto de Ana, aunque resultó ser una falsa alarma. la inflamos un poco y resuelto. De la Felisa a Filadelfia encontramos una vía muy angosta y algo sucia, pero muy divertida, llena de curvas y paisajes de ensueño, nadie se aburriría en estos paisajes, e incluso nos quedaron varios sitios pendientes para viajes independientes ya que hay puntos perfectos para hacer plan picnic o tirar charco.

Finalmente tras unas 7 horas de viaje llegamos a nuestro destino donde los termales nos esperaban. El proceso de check in en Termales del Otoño fue rápido, nos asignaron las cabañas y rápidamente nos dirigimos a disfrutar de la zona húmeda. Había sido un largo día así que comimos y nos fuimos a descansar, era todo por este día.

El segundo día empezó con un suculento desayuno y obviamente un poco de moto blah, hablamos de la Duke 690, de la 1190 Adventure que Jay probaba y de las bondades conocidas de las BMW. Jay nos contaba sobre las diferencias sobre conducir en Colombia y en Estados Unidos, y la verdad en parte nos gustó un poco más el caos Colombiano. Nos alistamos y la ruta de RDC para el regreso sería Manizales – Arauca – Anserma – Riosucio – Supia – La Pintada – Medellin para un total de 252 kms.

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El día estaba nublado y se veía muy propenso a llover nuevamente. Por un momento pensamos que la suerte estaría de nuestro lado, o por lo menos eso creíamos. Una ola de calor llegó pronto y la carretera estaba llena de curvas como nos gusta. Ya le tenía más confianza con la moto, y podía llevarla de una manera suave por la vía. Me sorprendió lo cómoda que era, mucho más de lo que aparenta. La único que me parecía incómodo sería su vibración, sin embargo es algo obvio al ser un motor monocilindrico, y no es tan grave. Sin embargo a nivel de queja es la falta de un medidor de gasolina en el 2015, no saber que autonomía tengo en la moto genera un poco de ansiedad. Si tiene un medidor de reserva, un bombillo que se prende cerca a quedarnos sin gasolina. Con una tanqueada por trayecto me fue mas que suficiente. Otras percepciones generales de la moto son sus suspensiones firmes y un selector de mapas de inyección que te permite suavizar o poner mas explosiva la respuesta del motor al apretar el acelerador; un poco complicado de acceder, pero se aprecia la opción. Quedamos con mucha curiosidad de probar la Duke 690 R con suspensiones mejoradas y mofle Akrapovic.

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La Duke 690 no es una moto pensada para viajar, pero viajes cortos y salidas deportivas no le quedan grande a esta KTM.

Llegamos a La Pintada donde paramos a comer y descansar, aun pensabamos que habíamos escapado a el agua y agradecimos nuestra suerte. Nos vestimos de nuevo y arrancamos solo para encontrarnos con un inminente aguacero, goteras que rápidamente se transformaron en un monzón, «que lapo de agua tan berraco». Bajar el ritmo, manejar con cuidado y agradecer cada kilómetro que estuviéramos más cerca de casa. En el camino sobrevivimos a las múltiples impericias de los conductores de esta vía y un especial saludo a los 2 camiones que se encontraron de frente en una curva y casi chocan en nuestras narices; para rematar dejaron la vía cerrada por un buen rato mientras coordinaban su coreografía de imprudencias.

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Ana Lema, la mujer «más motociclista» que conozco y una excelente compañía.

Después de todo esto ya nos reunimos de nuevo en la autopista en la entrada de Medellín, donde nos despedimos de nuestros compañeros, agradecimos a RDC por las rutas escogidas, y nos despedimos de la aventura en la KTM Duke 690. Gracias a R2R por sacarnos una sonrisa con semejante montura.

#ElMono

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