El 2016 ha sido bastante movido con todo el trabajo para la tienda de EnMoto.Tv, el trabajo con los patrocinadores y estructurar nuestra presencia web. Todo un trabajo. Sin embargo hay que sacar el tiempo para nuestra actividad preferida y pasear en moto. Luis Carlos es un viejo amigo de rutas que ha estado muy ausente últimamente de las carreteras, por suerte un día de la nada simplemente escribió » ¡Vamos para San Agustín!»
¡Nos fuimos!
Aunque no le tenía mucha fe a Luis Carlos, ya que su lema es «Voy firme como el flan» mi respuesta fue inmediata, «Si». Pero una vez empezamos a reunir información y a recoger más adeptos en nuestro disuelto grupo de viaje, el viaje empezó a tomar forma, y logramos conseguir 6 pilotos dispuestos a recorrer 7 departamentos de nuestro espectacular país, y todo en 4 días. Fueron varios días de preparación, definición de rutas y visitas turísticas. Y ya que todo estaba en manos de Luis Carlos, yo aproveché y arranqué dos días antes el viaje para visitar unos clientes en la ruta.
A trabajar se ha dicho.
Martes 7 a.m. La cita era en la bomba de la salida a Caldas, me reuní ahí con Mauricio que sería mi compañero de viaje los 2 primeros días ya que visitaríamos clientes. Esperábamos ir con Daniel Velandia de Pura Moto pero tuvo un percance que no le permitió partir con nosotros. Comenzamos la ruta con un día nublado pero muy fresco, lastimosamente en la variante de Caldas nos detuvieron unos 20 minutos a esperar que sacaran una maquinaria para la repavimentacion de la vía. «¿Será que nos vamos por Fredonia?» No, me respondió, me respondió Mauricio, esto no demora.
Los tie wraps son esenciales en cualquier paseo. Nunca salgan sin ellos.
Una vez abierto el paso continuamos hasta antes del peaje de Primavera en Versalles, donde conocimos a un viajero que comenzaba su viaje de 3 meses por Sur America en una flamante KLR 650 lista para afrontar todo tipo de terreno en su aventura. En medio de la conversación Mauricio se da cuenta que tengo el mofle suelto en la abrazadera que lo sostiene al chasis, Oops. Afortunadamente no botó el buje, así que con 2 tie wraps lo organizo y a rezar encontrar el tornillo en algún taller.
Esto acaba rápido. Claro.
Entre todos las paradas en la vía fueron un total de 5 pare y siga en la vía, pero finalmente logramos llegar a la Pintada, Antioquia. Perdimos una hora de viaje y el hambre era voraz. De la Pintada continuamos a Manizales, donde visitamos a varios clientes, luego Pereira, donde visitamos más clientes y amigos en una de esas paradas pregunte por un asadero muy famoso en Cartago, de inmediato nos dijeron ¡no pueden dejar de ir, es el mejor! Esa sería nuestra cita en la noche cuando Daniel Velandia se nos uniría. El restaurante Brasas y Leños, queda bien escondido, y llegar por indicaciones es bien difícil, llegamos gracias a Waze que lo tenía en su base de datos. El restaurante es una casa de barrio, nada pretencioso pero la deliciosa la carne asada se siente desde varias cuadras antes. Yo por mi parte pido un churrasco y nunca me imagine lo que venia, un bloque de carne de casi 2 centímetros de grueso, así a ojo le pongo casi 500 gramos de carne. Inmenso y de hecho la foto no le hace justicia al plato. Variedades de chimichurri y otras salsas desfilaron por nuestro paladar, simplemente fantástico sitio.
«Un churrasco de locos!!!«
Nuestro viaje siguió al día siguiente camino a Cali, no sin antes pasar por Buga a saludar al Milagroso donde Daniel dejó encima de su moto el celular y arrancó – perdiendo el celular – y, por variar, me cargaron la culpa del impase a mi. Mauricio me dice «¡Mono de acá no nos podemos ir sin comer chuleta, es famosa!» Dicho y hecho llegamos al Restaurante Don Karlos, un sitio al lado de un río, el parqueadero estaba lleno, siempre es un buen signo. El mesero nos atendió como de afán y sin mucha explicación, «¿Chuleta?» Preguntó, «¡Chuleta respondimos!» No se que es la cosa de los restaurantes por esta zona pero todas las porciones son gigantes, un solo plato inmenso del cual comimos los 3, estaba delicioso.
Este es el aviso que esta buscando.
La llenura no fue obstáculo para continuar nuestro viaje ya que teníamos una cita en Potenza para realizar el cambio de aceite a la KLR de Daniel y yo debía cambiar pastas traseras a la 1290 Super Adventure. Casi como si llegáramos a pits fue la atención, rapidísima y muy completa. Unos cuantos ajustes, lubricación de cadena y las motos estaban de nuevo listas para devorar kilómetros. Otra sorpresa me esperaba en Cali, el equipo de Aventura de iXS me esperaba allí, la chaqueta Montevideo II , los pantalones Caracas II y los guantes Fresh. Parecía el equipo perfecto para este paseo de múltiples climas. Será la hora de probarla.
Equipo nuevo! lo mejor.
Mas visitas a clientes nos esperaban – esta parte del viaje se llama trabajo – fuimos a comer empanadas al obelisco en la noche y fue el fin del segundo día. Por fin era jueves 3 citas laborales mas nos separaban de el comienzo del «Paseo», ahora si listos para arrancar rumbo a Popayán donde nos encontraríamos con los 3 amigos restantes Luis, Jorge y Juan. Veríamos que tan firme está el flan. La salida de Cali fue la muerte, un taco imposible, ni en las motos nos podíamos mover, un calor infernal, pero finalmente logramos sobrepasar el caos citadino y retornamos a las carreteras curveadas y paisajes de ensueño. Las carreteras que disfrutamos en los departamentos del Valle y Cauca nos sorprenden, carreteras muy buenas, bien mantenidas y con especificaciones claramente muy por encima de lo que podemos disfrutar en Antioquia. «¿Qué pasa con las carreteras de nuestro departamento?» me pregunto. Me entra una llamada al intercomunicador:
«Luis dónde vas?»
«A 30 kms de Popayán.»
«Esperanos que ya vamos llegando.»
Nos detuvimos en una bomba de gasolina para reunirnos con el resto del grupo, y felizmente llegamos a Popayán. A recorrer las calles de la Ciudad Blanca de Colombia, y nos dirigimos a un restaurante de comida típica Payanesa, gracias a Trip Advisor descubrimos que el restaurante #1 en Popayán estaba ubicado a unos cuantos pasos de nuestro hotel. Mora Castilla es el restaurante #1 en Popayán, no es un restaurante común ya que todo lo que sirven es pequeño y como para compartir – muy diferente a nuestra experiencia previa – pero es delicioso todo, pedimos la mayoría de productos de la carta como tamalitos, empanaditas, y sobretodo el famoso salpicón, es como estar en la sala de la casa comiendo en familia, los sabores son indescriptibles, que buen sitio para visitar.
Por fin juntos, ahora as seguir el paseo.
Luego dimos una pequeña caminata por el centro de Popayán y nos deleitamos con sus monumentos arquitectónicos en el centro histórico, visitamos la Catedral Basílica Metropolitana Nuestra Señora de la Asunción de Popayán, la Iglesia San Francisco, la Torre del Reloj, la Iglesia de Santo Domingo y Puente del Humilladero; ahora a dormir que mañana es el día mas esperado del viaje, en nuestros odómetros llevábamos unos 600 kms de recorrido desde que salimos de Medellin, pero los siguientes 130 kms al salto de Bordones eran el objeto de mi ansiedad.
El centro histórico de Popayán es una visita obligada.
Eran las 8 a.m. estaba en la puerta del hotel con la moto en el gato central lubricando la cadena y debo aceptar que la ansiedad me tenía preso, por fin después de tanto tiempo de planear este viaje, iba a cruzar el famoso páramo de Puracé. Llevo años intentando a ir a San Agustín y parece que esta vez sería la vencida. Nuestra primera parada iba a ser a unos 30 kms en los Termales de Agua Tibia. Cuando íbamos en el camino a Luis Carlos se le cayó el impermeable, aunque nos dimos cuenta rápidamente para cuando se percató se empezó a devolver y resultó que el conductor de un vehículo colectivo lo recogió y se lo llevó. Aunque se demoraron un rato, lo pudieron recuperar; mientras yo me quede en los termales averiguando como era el ingreso, $15.000 por persona con derecho al uso de las piscinas, el tobogán y el «Jacuzzi» de lodo. Ingresamos y como dato curioso de 6 motos que íbamos solo uno llevaba una toalla y éramos 9 personas, ya se imaginaran la fiesta para la secada cuando salimos de las piscinas.
Nota Mental: No volver a viajar sin toalla
Bueno en este termal no había este día donde almorzar, así que continuamos nuestro camino hasta ¿Paletara? realmente no recuerdo el nombre, simplemente vi un bus parqueado en un restaurante y paré. ¡Oh que show el que nos toco! resulta que cogieron a un ladrón y el tipo se metió al restaurante, suplicando que se lo llevara alguien porque lo iban a matar, el tipo estaba como loco y muy sucio. Finalmente llegó la guardia indígena – Si, hay una guardia indígena – y se lo llevo pero tremendo espectáculo dio el infame ladrón. Nos contaron los locales que tenía azotada la zona. Después de todo volver a la normalidad, comimos muy sabroso y a continuar la travesía, ahora se venia lo bueno.
Los paisajes que nos acompañarían en el sur de Colombia son únicos.
Arrancamos y a los pocos metros se acabó el pavimento – Leo de la que te salvaste – los paisajes empezaron a cambiar, ya cobraban un aspecto de páramo, con mucho frailejón y otras especies que ya habíamos visto en nuestros viajes anteriores en cercanías a el nevado del Ruiz. La carretera muy buena, poca circulación de carros, aunque muy molestos los microbuses que no es importa nada te pasan casi por encima, pero es parte del paseo. Ya saben para que tengan cuidado. El Parque Nacional Natural Puracé hace parte de los departamentos del Cauca y del Huila. Su altitud es de 4646 msnm y aquí está el volcán Puracé, uno de los más activos de Colombia. En esta parte del macizo Colombiano nacen cuatro de los ríos más caudalosos de Colombia: Magdalena, Cauca, Caquetá y Patía. Todo iba muy bien hasta que se larga tremendo aguacero, y yo ya no voy tan contento; la carretera se convierte en un pantano amarillo y hay sectores en que se hace una sopa que grita que vamos para el suelo. Paciencia, prudencia y calma, y afortunadamente nadie toca el piso. Continuamos y el paisaje empieza a cambiar ya pasa de ser el páramo y se va volviendo selvático, toda una fiesta de colores. Llegamos a San José de Isnos donde por fin escampa, y tomamos la vía pavimentada que nos conduce a Bordones. Aunque vuelve el off road, vamos muy animados ya que estamos llegando al famoso salto de Bordones.
Empezó el off road, y lloviendo, super.
El salto de Bordones es uno de los más altos de Colombia, ya que tiene una altura de unos 400 mt. y esta a unos 1.800 msnm, esta situado entre los municipios de Saladoblanco, Isnos, y Pitalito. Es completamente majestuoso, la tranquilidad que ofrece, esa vista única, y la mejor sorpresa es que hay un espectacular hotel llamado Bordones Hotel un hotel tan misterioso como encantador. Aquí nos quedaríamos el día de hoy. El personal nos atiende muy diligente mente y nos confirma habitaciones disponibles para todos, no esperábamos encontrar semejante joya en este sitio, además que cuenta con Wi-Fi y unas instalaciones muy acogedoras. La comida, el personal y la ubicación hacen de este hotel algo que no puedes perderte. Aprovechamos el patio y una manguera que nos prestaron para lavar las motos ya que no se reconocían del pantano en que estaban, para acabar con unas cerveceras y a reírnos de las historias del día.
Que espectáculo de hotel, nos debimos haber quedado más tiempo.
Amaneció y la tristeza de partir se sentía en el ambiente del desayuno, era más que justo un día más en este paraíso, pero debíamos continuar con nuestro itinerario rumbo a San Agustin. A falta de quedarnos en el hotel, a la lluvia le pareció pertinente acompañarnos otros 40 kilómetros que nos restaban para llegar a nuestro destino arqueológico. Al llegar parqueamos las motos y nos bajamos a comprar los «Pasaportes» de San Agustin. En este momento la lluvia se despidió de nosotros y un amable vigilante nos abrió un kiosco que estaba vacío para guardar nuestros atuendos y cascos ya que no nos cabía nada en los lockers que facilitan en el parque.
El feliz grupo de viaje, bueno casi todo.
Comenzamos el recorrido dirigido por Rocío, la guía que nos acompañaría este resto de día por la zona arqueológica contándonos con detalle las historias de este tesoro Colombiano. El recorrido es aproximadamente de 1 hora y termina en un riachuelo «artificial» para alargar un poco más la vida de estos ancestrales mensajes grabados en la roca. El parque arqueológico de San Agustín es uno de los espacios arqueológicos más importantes de Colombia, declarado en 1995 por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad y es la necrópolis de mayor extensión a nivel mundial. En general el tour es bastante entretenido y el parque se encuentra en muy buen estado.
Hora de partir, nos esperan un poco mas de 400 km. hasta Ibagué y yo ya estaba pensando con el estómago. Arranco de primero pensado en el almuerzo, ya que me estoy imaginando algo así como un asado Huilense. La carretera esta bacanísima – en serio ¿Antioquia qué pasa? – buenos paisajes, buenas curvas y para nuestra sorpresa no hay policías esperándonos con sus cámaras de velocidad. El hambre ataca y no veo restaurantes por ningún lado. Me desesperé y paré en el primero que vi, nada del otro mundo, dejo la moto asomada para que mis compañeros la vean porque estaba super escondido el restaurante. Eventualmente llegó Daniel y nadie más, preocupados empezamos a llamar y nos dicen que están desbaratando el tren delantero de la moto de Juan David porque estaba incontrolable, no nos queda sino esperar. La espera fue de un poco más de 2 horas, el problema estaba resuelto; al parecer el pantano había hecho de las suyas en la moto de Juan, «Nada que no se arregle en el KTM de Pitalito jajajaja«. Lastimosamente nos coge la noche y nos perdemos el paisaje de el Embalse de Betania, ya que entró la noche de lleno. Estamos cansados y habíamos hablado de los termales de Rivera cerca a Neiva, pero estaba lleno. Acabamos en otro hotel más abajo, buen hotel, unas cervezas y a disfrutar del Jacuzzi, a dormir temprano, mañana es el ultimo día y nos esperan mas de 600 kms de regreso.
La madrugada fue difícil, el día esta oscuro, gris, aunque esto resulto bueno porque el calor aquí es fuerte. Emprendemos el regreso después de un suculento desayuno, y aunque el camino es largo, vamos juntos hasta El Espinal, ahÍ nos dividimos ya que Jorge y Mauricio siguen hacia Bogota. El resto continuamos hasta Honda, donde entraríamos a almorzar a Hotel Posada las Trampas – me soñaba un viudo de bagre – volver a las motos fue difícil con esa llenura del almuerzo y conociendo la calidad del hotel. De Honda a Medellín si nos vinimos derecho y fue el fin de nuestro viaje de mas de 1.600 kilometros #EnMoto. El equipo de iXS resulto perfecto para el viaje, ni muy caliente en el calor, ni muy frio en el frio, cómodo y que entrega todo lo que promete. Estoy muy a gusto y lo recomiendo ampliamente. Espero poder probar más cosas de esta marca en el futuro.
P.D. Quiero aprovechar para agradecer a mi amigo Luis Carlos por organizar esta espectacular ruta, para reencontrar amigos que no rodaban hace mucho tiempo y unos nuevos que empiezan a rodar con nosotros!!!
Comentarios (5)
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