Estaba en medio de la prueba de la KTM 1290 Super Duke cuando recibí una llamada, el área de mercadeo de Kawasaki Colombia, tenían disponible una Versys 1000 para nosotros, y nos la ofrecieron para probarla. Obviamente aceptamos. Leonardo había realizado una reseña del modelo anterior y esta era una oportunidad genial de comparar los cambios realizados para el modelo 2015.
La moto está disponible en negro, verde con negro y naranja con verde como el modelo que nos prestaron.
Esta vez la cita era en Salamina, Caldas, un destino por el que pasamos muy fugazmente en nuestro viaje por el nevado pero que no alcanzamos a disfrutar completamente. Una buena búsqueda en Google y listo el hotel, vamos para la Casa de Lola García. El trazado de la ruta se hizo consultando a varios conocedores de la zona, ya que por la naturaleza mas asfáltica de la moto, buscamos en lo posible evitar hacer Off Road.
Medellín – Amaga – Fredonia – La Pintada – La Felisa – La Merced – Salamina para un total de 187 KMS de los cuales unos 20 a 25 Kms fueron destapados.
La cita fue el Sábado a las 7 a.m. tanqueados y listos para salir. El día estaba oscuro pero no tenía pinta de lluvia, asi que era perfecto para rodar. 4 motos partimos hacia La Pintada y de ahí solo 2 continuaríamos nuestra prueba hasta Salamina. Los primeros kilometros fueron de acoplamiento con la moto, al principio no me encontraba cómodo con ella, algo parecía no estar bien ya que me sentía muy raro en las curvas. Pare a revisar la presión de las llantas y estaban super bajas, fue cuestión de inflarlas correctamente y quedo resuelto el problema.
Los caminos que llevan a Salamina son algunos de los mejores en Colombia, con toda su diversidad en paisajes y estilo.
Comparando la Versys 1000 con la version anterior que tuvo Leo, y la versión que corrió Daniel Fernandez en Pikes Peak, la moto tuvo muchas mejoras, algunas estéticas perdiendo su look particular y adoptando un carenaje similar a los de la gama Ninja, optando por dos farolas paralelas. En términos de prestaciones las mejoras incluyeron una curva de potencia mejorada, suspensión más larga, la inclusión del slipper clutch y una mejora en los frenos. Al igual que el modelo anterior la suspension es regulable y hace a la moto muy cómoda, sin embargo es un poco blanda para mi gusto, la silla es amplia y muy comfortable, el manubrio lo suficientemente amplio con una postura relajada de turismo. Su motor es silencioso, potente y en nuestra prueba muy económico comparado con la KTM 1190 Adv que se consumió un tanque de gasolina contra la Versys que marcaba poco menos de medio tanque. Se notó la ausencia de un toma eléctrico 12 voltios o USB aunque tiene el espacio para instalarlo, hoy en día se nos hace indispensable poner a cargar el celular mientras rodamos.
Colombia en su colorido total.
Ya gran parte de esta ruta la habíamos hecho en el viaje con la Duke 690 y en esta moto es un placer repetirlo. Cruzamos el río Cauca y comenzamos el ascenso hacia La Merced. Nos tomamos nuestro tiempo para disfrutar los paisajes, definitivamente es una zona espectacular para rodar, llena de curvas y en muy buen estado. Entrando a La Merced vi una desviación que decía al Alto El Tambor, hice llamado rápido a mi compañero de viaje por el intercom y tomamos la desviación para conocer el lugar. La subida era un camino destapado sin mucho complique. Cuando llegamos encontramos una vista espectacular y una tiendecita donde sonaba Dario Gómez a todo volumen. El lugar es frecuentado por parapentistas y turistas que van a disfrutar de la vista de este increible sitio. Regresamos a la ruta camino a Salamina para llegar a un destapado, unos 24 kms de distancia que bajan por el cañon hasta el río Chamberí. Debo aceptar que aunque la moto se comportó a la altura no es la que más confianza inspire en destapado, con un poco de calma y paciencia fue fácil cruzar, sin embargo se notan las limitantes de la moto, desconectar el ABS hubiera sido fantástico, sin embargo no es posible. El río Chamberí es el cauce mas importante de la localidad que surte el acueducto local e irriga los cultivos de cafe, plátano, yuca en la zona. Es parte de la tradición de Salamina y en él los locales aún hacen el típico paseo de olla. Una vez cruzado el río comienza un ascenso pavimentado hasta Salamina.
La vista en el alto hizo de este un paseo literal por las nubes.
Salamina es una población en el departamento de Caldas, declarada monumento nacional y patrimonio histórico de la humanidad, llamada así en honor a la isla Griega Salamina. Allí el sistema económico gira alrededor de la minería, la agricultura, ganadería y piscicultura. Salamina está muy bien posicionada en lo que respecta a la cultura, ya que anualmente se festeja el Festival departamental de Bandas, La noche del Fuego, en donde hay fuegos artificiales y velas en todas partes. Estas 2 festividades hacen parte de las fuentes de turismo del municipio. Paramos en el parque a descansar un poco y preguntamos a unos jóvenes lugareños donde quedaba el hotel y muy amablemente en bicicletas nos acompañaron.
Cómoda, espaciosa, llena de tecnología y con un potente motor que te permitirá llegar a casi cualquier destino.
En el Centro Histórico de Salamina, a cuadra y media del parque principal, en una pintoresca y tranquila calle, se encuentra La Casa de Lola García el Hotel Boutique donde nos hospedaríamos. El hotel tiene como sede una Casona patrimonial de mas de 140 años que ha sido permanentemente preservada por muchas generaciones de familias locales que han respetado y reconocido su valor como patrimonio arquitectónico de la Nación. Cuenta con anfitriones que hacen parte de familias locales y son conocedores de todos los secretos, lugares, historias de la zona. El hotel incluye desayuno, canasta de frutas, café y bebidas refrescantes, TV, WIFI y llamadas locales y nacionales gratuitas. Adicionalmente cuenta con un Jaccuzi para 6 personas con cromoterapia, un Restaurante de comida tradicional y ofrecen toures por el Centro Histórico de Salamina, por el Valle de la Samaria / San Félix / Caldas e incluso visitas a moliendas paneleras y fincas cafeteras de la región o para los que gustan de los caballos, cabalgatas ecológicas por las rutas de los arrieros.
El personal del hotel fue extremadamente amable y servicial, recordándonos otro de los placeres de viajar por Colombia.
La llegada al hotel fue muy fácil , es muy cerca del parque principal, y en la recepción nos estaban esperando. Muy amablemente nos llevaron a nuestras respectivas habitaciones, al abrir la puerta me quedo gratamente sorprendido de la decoración, la amplitud y la comodidad de la habitación. Una refrescante ducha y a conocer el sitio. Según nos cuenta Mauricio, la casa ha estado en su familia por mas de 100 años, aunque estuvo fuera de su poder unos 30 años, la recuperaron de nuevo, y hace unos 4 años empezaron la restauración y la convirtieron en el hotel. «Aquí viene gente de todas partes del mundo» nos cuenta Mauricio. En esta oportunidad contamos con una visitante que vive a las afueras de Paris, que encontramos dando un pequeño recital en el patio de la casa mientras conversamos.
Super recomendado el Hotel «La casa de Lola García».
El personal del hotel esta muy pendiente de nosotros, y ya que teníamos hambre, nos recomendaron ir a un restaurante llamado «El Paraíso». En «El Paraíso» la especialidad es la trucha en diferentes presentaciones, Hawaiana, al ajillo, con camarones entre otras. Al Ajillo para mí. Mientras esperamos el plato nos llegan unas arepas fritas deliciosas con salsa de pomodoro, acompañadas de una michelada. Mientras hablábamos de la ruta que habíamos acabado de hacer nos llega un plato gigante con una trucha y un patacón tostado delicioso y su buena ensalada, y hasta ahí llegó la moto conversación.
Una presentación tradicional, pero lleno de sabor y una sazón única para este delicioso plato.
De regreso tomamos una buseta que nos dejaba en el parque principal, donde pasamos por la galería que es el sitio donde los campesinos dejaban su jornal en trago, juego y demás vicios. Muy entretenido. Caminamos por el parque, deleitando la vista con la espectacular arquitectura de la plaza y sus alrededores, descrestados con la historia de «La Pila» o fuente que fue construída por una empresa alemana que la trajo por via marítima hasta Barranquilla y de ahí llevada por el río Magdalena hasta Honda y a lomo de bestias hasta el parque de Salamina. Dicen que es la segunda mas bonita de América. Además vimos el kiosko, centro de encuentro de la gente del pueblo y el templo de la Inmaculada Concepción. Ya cansados nos fuimos para el hotel a disfrutar del Jacuzzi y a tomarnos una copa de vino para descansar, ya que mañana nos esperan mas aventuras.
La fuente del parque principal es gigante y solo podía imaginarme el arduo proceso de transporte hasta acá.
Estuvo difícil la despertada, eran las 9:30 am y la cama y su edredón no me querían soltar. Saque fuerzas de donde no tenía para levantarme y salir a buscar el desayuno. Por suerte Gloria, anfitriona del hotel, nos esperaba en el patio ya con la mesa lista. «¿Qué quieren desayunar?» pregunta Gloria después de darme los buenos días. “Hay huevos al gusto, jugo tostadas y galletas, ademas una deliciosa picada de frutas.” – Excelente – comimos de todo. Mermeladas de sabores, mantequilla, chocolate, café, mejor dicho quede lleno como hasta las 3 de la tarde, me retiré a la habitación a empacar porque era hora de partir, nos esperaba el regreso.
La ruta de regreso Salamina – Aguadas – Pacora – Arma – La pintada – Medellín para un total de 166 kms de los cuales unos 50 Kms eran destapados
¡Típico, queremos la ruta con menos destapado posible y acabamos cruzando un río! ¿les ha pasado?
Cogimos rumbo a Pácora, la vía destapada más o menos unos 34 Kms entre cafetales y casas a la orilla de la carretera. Casas del típico campesino cafetero Colombiano amable y trabajador que seca el café en el techo de su casa y vive de lo que le da la tierra. Una agradable aroma a café nos acompaño por esta ruta. Una vez en Pácora y continuamos a Aguadas – la tierra del putas – unos 15 Kms de carretera ya pavimentada con uno que otro pedazo destapado. Allí paramos a almorzar en un Vivero restaurante, donde comimos un delicioso sancocho de gallina. ¡Casi me toca quedarme durmiendo allí de la llenura! paso seguido nos fuimos a buscar la fábrica del famoso sombrero aguadeño. Entrando al pueblo a lo lejos se ve el parque y las imponentes araucarias que lo adornan, la múltitud de gente que lo visita y políticos haciendo proselitismo. Por suerte nadie se inmuta por nuestra llegada.
Aprendimos un poco de cultura Colombiana con Don Jorge, que nos explicó el proceso de los famosos sombreros aguadeños.
Sombreros Pipinta es el negocio de Jorge Valencia, un negocio el cual tiene en la parte trasera de su casa. La fábrica tiene unos 30 años de estar vendiendo los sombreros; nos cuenta del proceso y nos muestra las máquinas que con orgullo ha manufacturado el mismo. El compra el sombrero a campesinos que lo tejen en la región y ya el le da el hormado y terminado. Posteriormente lo vende a sus distribuidores aunque no exporta por no quererse entender con aduanas y vainas de esas. Un distribuidor se los compra y los vende al exterior. Una vez en la bodega de producto terminado nos dice: «no tengo casi mercancía porque todo se vendió el fin de semana pasado en las fiestas». Le pregunto – «¿ve y como se dobla un sombrero Jorge?» y de inmediato saca su habilidad el hombre a relucir. Nos despide Jorge y vamos rumbo a Arma, a unos 20Kms por una carretera de dudosas condiciones.
Con calma y algo de paciencia la Versys 1000 puede llevarte a casi cualquier parte.
Arma, conocido también como Santiago de Arma está ubicado al norte del departamento de Caldas. Pertenece al municipio de Aguadas, Caldas. Fue fundado el 25 de julio de 1542 por el capitán Miguel Muñoz, 50 años después del descubrimiento de America. Tiene al rededor de unos 5.000 habitantes, y en su pequeño parque se encuentra una iglesia muy bonita,en la cual hay una pequeña estatua de San Antonio de Arma que data de 1.549. El sitio recibe romerías de gente en las peregrinaciones del mes de junio, nos cuentan los lugareños. El último refresco antes de volver a casa, aprovechando el calor es insoportable. Estamos a unos 30 kms de La Pintada, y aún falta un poco de destapado un 85%. La verdad la vía se encontraba en muy mal estado, pero esto nos permitió probar la Versys en otras condiciones. Finalmente llegamos a La Pintada, y derecho a Medellin y así termina nuestra aventura #EnMoto.
Sobre la Moto:
No es la típica maxitrail lista para devorar caminos destapados, pero te llevara cómodamente a tu destino.
Leonardo dice:
Más de lo mismo, y eso no es malo.
La versys 2015 pasó por cambios cosméticos y funcionales convirtiéndola en una moto aún más capaz de lo que era. Un motor excelente ahora un poco más refinado, frenos y suspensiones mejoradas para un cambio notorio sobre su modelo anterior. No es una moto de aventura, pero si una excelente moto para el turismo de carretera, aunque a pesar de estar en sus posiciones más duras, aún blanda para mi gusto. La cómodidad conocida de la moto y su motor suave pero potente que la hacen una excelente moto de turismo. El slipper clutch es una excelente adición.